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Mostrando entradas de febrero, 2012

Silencio revolucionario

Esas tiras de luz son la veladura de la tarde patinando sobre este cielo, quizás desde el cielo particular de la ciudad donde vives. La luz que envías se recibe en este Oeste como el derrape de un rio cuya presa ha estallado de golpe en las montañas. Los árboles desnudos del parque no pueden ser otra cosa que iconos de una revolución tenue amparada por el silencio. Dime, a qué hora oscurecen los campanarios en tus oidos, cuándo levantarás tus ojos del libro para que tu pensamiento  se desmaye de nuevo sobre mí.  

Cuestión de límites

Mi distancia le declara la guerra a tu distancia.

Héroes

Imagen
Cita de La casa rusia. John Le Carré

Los pasos ciegos

Y llegó la mañana que te superpuso en las coordenadas más sagradas de mi agenda. A favor de viento siseábamos juntos in a river that smells like the sea* y las palabras llegaban al mar y el mar daba nombre al río -y ahora estarás sonriendo- Se confabuló la playa para ser perfectamente imperfecta. Y tras unas huellas de agua en la arena de repente se hizo lunes un domingo a mediodía. A la vuelta tus ojos dejaron de pertenecer a la luz, y el viento te llevaba y yo te llevaba  y los pasos ciegos y los pasos que veían cosieron versos y saudade durante todo el camino hasta casa. *The riberbank. Bardamu. Ecce Homo . 2011

Nada

Que la nada que tenga sea toda para ti

Soltura (poema de Ramón Andrés)

Soltura   En no ser recordado estará mi recuerdo, en el sol que contrae la teja y en la avispa que aprovecha la casa donde vivió la alondra, en la niebla que falta para que el horizonte imante lejanías y curve sus laderas. La cereza robada, el rastro del hurón, los árboles que forman emblemas de un bestiario, el rebaño y el viento rodando como un huso para bajar la lana al frío de los pueblos, cabrán en cualquier mano.                                       No seré recordado. Bienhallado el olvido. Se juntará la estrella con el rincón del liquen, así crecieron frondas, en todo habrá cimiento, y yo tendré los rasgos de otra raza, la edad jamás dada a los hombres. Se perderán galaxias como yerba arrancada por el corzo nevado, y el trébol vivirá con la estela pisada, se astillará la lluvia, la cresta de los gallos cortará en su vaivén los haces de la aurora, el eco desgajado del nogal y el enebro, la camisa tendida con los puños del cierzo.                      

Lluvia, domingo

Y allí estábamos con la ventana abierta y las sábanas a flor de piel. Recordábamos canciones de lluvia mientras olíamos lluvia y veíamos agua de lluvia a través de las cortinas grises. Días atrás, en la ducha, frotaba los dedos mojados y un montón de ranas asomaban por la mampara haciéndote sonreir. También hubo lluvia entonces. La lluvia alegre que resbaló por tu cuerpo para llegar irremediablemente al cielo. La lluvia que nos recoge con su olor y su memoria de relámpago y nos hace ser más humanos.