Es pronto para la amnesia y tarde para irnos intactos Consejo de sabios. Vetusta Morla Tengo un poto que nace y una casa, un amor pasajero, un nido de amores, un padre buscándome, una familia que aguarda. Tengo miedo y esperanza, un coche en el taller, un Bill Evans, un Borges, una pena pegada a la piel. Tengo sueños efímeros, deseos sobre deseos, caos meridiano, astillas de héroe. Tengo los hombros aplastados por la presión, un pasado guardado en la mesita de noche, años brillantes, nocheviejas, lunas de agosto, la infancia marchita, la cabaña en el árbol. Soy, a mi pesar, guardián entre el centeno, el que se preocupa, el dramático, el hombre nervioso, el que aparenta, el niño perdido. Soy árbol, soy el que casi sale, el que se va, el que se queda, el muerto viviente, el tonto que friega, los restos de las cenizas, la hoguera de mi vanidad. Soy el hombre que amó, el deseo en potencia, la luz prometida, el verso suelto, el cisne negro, el mirlo blanco, el hombre corriente, el