Márgenes

Por no saber explicarme los odié intensamente. Sentía latidos de calor en las sienes mientras pensaba que podría haberme escudado en la atrayente tentación de una mentira. Pero decidí seguir un camino a base de convicción y empatía. Entonces les dije que cuando uno da su opinión tiene que dejar un margen de cuestionamiento a sí mismo y a sus ideas. Una especie de garantía de la que echar mano en situaciones de retracción. Lo expliqué despacio, mirándoles serenamente a los ojos, pero ellos avivaron la llama con burla y desprecio y me tomaron por loco... o débil. Ahora, con la sangre más fría me odio a mí mismo por usar a la ligera el poder de la redención, por jugar de antemano con tramposos, por meterme en bucles de humillación.

Comentarios

fag ha dicho que…
Un par de patadas en los cojones, tendrías que haber hecho.. jaja

muy buen texto, Tin.

un abrazo
Sphynx Red ha dicho que…
Hay que saber encontrar un punto medio. Cabeza fría y sangre caliente.
fag ha dicho que…
thanks mate :)

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