Foxos
Aunque n ací en Foxos e n el exilio olvidé sus vericuetos. Hoy, el oleaje quiere desmontar las ensenadas. El mar intenta penetrar furiosamente en la roca pero solo consigue volver atrás, humillado en batido de burbujas y salitre. La mañana es benévola: perdona el frío , los miedos... Los acantilados aguantan impasibles las tarascadas del ti empo en sus costillas . Y a mí, que escribo en cladestinidad, también me moldea su insistencia, también me transforma. Y es que he vuelto a casa, a describir como un topógrafo mis s ent imientos, a recorrer de n uevo los caminos , a comparar las lluvias del invierno.