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Mostrando las entradas etiquetadas como Rayuela

Inquietudes

Revolutionary Road___Sam Mendes (Sobre la segunda inquietud...) Estoy indeciso por cómo manifestar algunas inquietudes: 1ª Información es poder 2ª El entorno nos determina como seres racionales/irracionales 3ª El poder corrompe 4ª El dinero corrompe más que el poder 5ª Dentro de unos años dejaré de ser idealista y me haré de derechas 6ª Ya he pasado el umbral etario a partir del cual un hombre deja de adquirir potencia muscular 7ª La música es un placer pero es mentira 8ª El cine es menos mentira que la música 9ª El conocimiento es la información en su siguiente estado evolutivo 10ª El nihilismo es tanto o más agotador como amar la vida 11ª El tránsito es lo único coherente 12ª De ser algo la realidad es un poliedro 13ª Rayuela está intelectualmente conectada con Lost 14ª Nada permanece 15ª Sartori tiene razón respecto al homo videns

Cielo raso

Compulsion___Charlie Parker Hace calor y afuera está lloviendo. El tintineo en la ventana se acompasa al ritmo del jazz. Según decreto ley se reservan ocho horas al día para literatura. Nosotros preferimos combinar ese asueto con el jazz y el vodka y creamos una atmósfera que quiere ser París y de hecho lo es en casi todas sus posibilidades. Nos sentamos juntos sobre la alfombra del suelo, nos recostamos los unos en los otros mirando el cielo raso , a veces bebemos café... Los zapatos llenos de lluvia, decía, dejaba caer varias veces la frase, la barnizaba de contextos, la instanciaba en momentos y vidas puntuales y lo hacía evidenciando lo ornamental de la frase que en si ya era rococó desnudo, abigarrado arco de lirios recortándose en el vacío. Revisita París abriendo un libro. Nada más. Revisita el París de la luz blanquecina. Revisita Rayuela.

Ríos de ficción, mentiras inofensivas

Ó silba distraído. Esta tarde le da por sortear hileras de abetos que hace tiempo alguien distribuyó torpes y paralelas en los márgenes del río. Por dentro asimila todas las razones de su huida. Al mismo tiempo intenta no caer en el error de negarlas desde un primer escalón moral. El amor, la sociedad, la mentira, la inquietante presencia de eso que hay quien llama naturaleza. En la esquina del parque un niño se desafía creando un arco cada vez más largo con las cadenas oxidadas del columpio. Más allá, dos amantes estudian con romanticismo de telenovela la vereda del río y se ensimisman en el contraste aplastante de las aguas plateadas y la implacable y árida textura del asfalto. Mis ríos no son así , se dice. Tampoco los de Oliveira . Un fastidio no ser niño. Ni amante. Esto no es París . Y tampoco es literatura pero él aún no adivina esa certidumbre porque la tarde ya casi está terminada y una sucesión de imágenes interrumpen su digresión para acercarlo efectivamente al ejercicio nar...