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Mostrando entradas de agosto, 2016

En el coche

Conducimos, movemos de aquí para allá nuestros cuerpos y nuestra mente.   Por el día en ríos de arena y de sed. Por la noche en pistas de hielo    bajo las estrellas.  

Mediodía

La luz pontifica cada segundo, cada silbido, cada instante en que las hojas se tambalean en los árboles. Aprendemos a señalar lo que nos rodea con códigos de silencio, brisa, ambiente, voces, la carretera a lo lejos, el dibujo de las montañas, el mar... Es mediodía, ese momento en que no hay ecos ni sombras ni apenas ya mañana a la que aferrarse. Seguimos adelante pendientes de los segundos descendientes de un sol alegre. Aprendemos la lección de la prematura muerte de los insectos.

Ventana de verano

Calma. Bach compite con la orquesta de pájaros tras la ventana. Los campos se acompasan a la lluvia frágil que no arrecia ni cesa, allí afuera, tras la ventana.   Mientras tanto, el cielo se cubre las espaldas y la mañana se enrolla sobre sí misma  como un nido concéntrico o un cuerpo que tarda en despertar. Los minutos de un poema, blancos y grises, se demoran en su aventura, penetrando en la nada. Y al final, el aroma del mar, sencillo, genético, inmutable, porta una sola noticia, llega a mí como un epílogo, cierra de una vez        todos mis ciclos.