Tu espacio
He colonizado este espacio y hasta tus espejos me pertenecen. Solo, acaso con un par de gatos que me merodean desconfiados, vivo perplejo entre tus objetos: la cama dura como un tocino de cielo, dos rosas resecas, calcetines, tangas, libros y el pequeño cactus bicéfalo que casi hemos dejado morir sobre la estantería. Tu recuerdo aplasta las paredes. El espejo nos lanza juntos, jugando a ser inmortales cuando tantas veces sobrevolamos las sábanas y las horas. Ahora, cada vez más, pienso que siempre hemos muerto como héroes arrebatados por el deseo, como rocas, como lo inmutable, haciendo del mundo un lugar pequeño limpio perfecto.