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Dos días

Hoy brindo por coger el aire que nos queda Inlogic.  Canción de ayer Salto sin miedo y después miro hacia atrás y me veo a mi mismo viviendo. Humana sencillez. Escuché decenas de canciones, con las emociones descontroladas sobre mi cabeza. Comí y bebí, descansé. Me reencontré con viejos amigos. Aspiré tiempo y viento,  elogié el mundo whitmanianamente. Vi formas en las nubes -y resultaron ser las primeras figuras que me vinieron a la cabeza: tres majestuosas aves rumbo a Irlanda- Reí, bromeé y fruncí el ceño.  Me emocioné otra vez, tuve miedos y tuve esperanzas. Te eché de menos... Odié, inútilmente quise cambiar lo que había pasado. Sonreí en duermevela, mientras mis pequeños amigos rascaban la madera y yo me abrazaba al calor de la cama.  Gané tiempo y después lo perdí y después lo pensé mejor y vi que el tiempo pasado no había sido en vano. Esperé. Esperé. Paseé entre los árboles. Caminé bajo las estrellas. Pensé en lo infin...

Hablo de lo que somos

Llueve, madre. Aún es pronto. Es una opción seguir errando pero también lo es cambiar y caminar juntos, hacer alguna de esas cosas que nunca solíamos hacer: ver los relámpagos caer como alambres sobre el altar de hierro en la playa, ir de la mano bajo las lunas de Lisboa en abril, enseñar juegos a los niños, aprender de nuevo un idioma, repasar los ríos y las canciones, los nombres de las casas, abrazarnos, contar secretos, viajar. El día de hoy está pidiendo regresar, con esfuerzo, al corazón del Cioyo o volver a rasgar con un cuchillo las barbas de mejillones atados a las rocas, como haces para siempre en esa vieja fotografía. Mirar a la cámara, juntos esta vez, contenidos, inquietos, mirar al futuro, quedarnos    así.

La esperanza

[...] No es este nuestro mundo, habríamos soñado otro lugar sin mártires ni dioses,  pero encontramos ángeles y en ellos habitaba la esperanza de vivir, y la vida con su justa y sencilla dignidad merece aquel dolor que derramaste. [...] De Ángeles .  Fernando Valverde . Los ojos del pelícano. Visor. 2010