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Mostrando las entradas etiquetadas como invierno

3ª y 2ª persona del plural

A quién denunciar, donde presentar una queja, qué justicia digerirá esta verdad inexplicable: estuvieron entre nosotros pero ya no estarán más. Habitaron este mundo. Yo no sé si los hemos aprovechado bien, si hemos puesto suficiente amor encima de la mesa. No hay consuelo en la sospecha de que ese miedo es recíproco, que tampoco ellos supieron amortizar los abrazos. Cómo habitar ahora los días restantes con su presencia hueca a la vuelta de las esquinas, sin su imponderable humanidad.   En las casas nuevas y desprovistas, en el imaginario que sobreviene, nadie estaba preparado para esta profética orfandad.

Nordés y barro, voluntad y hogar

El mundo es arcilla Bienvenida . Quique González    Bajo el pinar chilla el invierno y sobre el suelo de espinas yace el nido volcado de una pega, un informe entramado, perfecto hogar de plumas, ramas y barro.   El nordés, que nos define,  también nos desequilibra, a los funambulistas del viento, a los que caminamos vacilantemente sobre una cuerda, sin más abismo que el empeño por poner ahí debajo el acantilado voraz del propio miedo. Nos define el nordés y el barro. La pega, en la sombra de Diógenes,  colecciona bajo el alero del teixo, cáscaras, excrementos y brillantinas, lo mismo que los buenos y malos recuerdos que son punta de flecha de la memoria,  aquello con lo que construimos -golpe a golpe, verso a verso- todo lo que somos: voluntad y hogar.      De ahí, con barro y esmero,  cada invierno, cada ciclo, una y otra vez el animal construye -inexpresivamente- su cobijo, se empeña, desgastándose en el tiempo, como una roca en l...

Es la fortaleza

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Estoy vivo y he sorprendido las estrellas en el alba Creación. Cesare Pavese   Porque el amor no es enamorarse. Es, una y otra vez, construir el mismo patio donde escuchar el canto de los mirlos, cuando aún es de noche, en primavera Trabajos de amor. Joan Margarit   Bebo un té, en mitad del invierno -un té muy caliente, como el pecho del petirrojo en la nieve, como el corazón dentro del pecho del petirrojo en la nieve- La cortina de vapor me lleva a otro té, lejano , en el sur, cuando aun estudiaba (las primeras temporadas de la serie. El pasado, desde aquí siempre ingenuo e, invariablemente, siempre más feliz). Agua caliente con hierbas que ingiero, subiéndola hasta la boca, y que baja por la garganta hasta el estómago y allí me serena. Y escribo. Al parecer, nieva. Se suceden los episodios de esta temporada. El mar derriba furiosamente un faro. Una ballena rorcual se arrastra hasta la fría orilla de la playa y allí, sencillamente, muere. Es la misma playa en la que noso...

Haciendo cosquillas al pasado

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Tu voz modifica el momento y el paisaje. El dibujo fino de la luna en el cielo de metal. La seducción tras la ventana, el aire, la raza de los árboles... Busco y busco en mi índice de recuerdos donde -pensaba- no había más que inviernos. Ahora emerge una isla en la cuadrícula exasperada de nuestra historia. Y en esta atmósfera, entre un bosque de pinos y el mar al fondo, como una promesa, salta un interrogante sin eco, sin réplica: ¿cómo me has traído hasta aquí?

Enero

Caminamos juntos. Recorremos el pueblo siempre por los mismos caminos, la ruta costera, las pistas, las carreteras que circunvalan los montes y las fincas. Ella lleva las mejillas enrojecidas por el fresco de enero y un cansancio leve que le sienta bien. Ha caminado mucho en todos estos años. Según los cálculos que hemos hecho ella y su amiga han caminado más de diecisietemil kilómetros en estos treinta años. Por eso sabe andar por el pueblo. Al pasar saluda a los vecinos, que se mueven tristes o distraídos en los alrededores de sus casas. Ella los saluda por el nombre y en cada saludo hay una historia que agoniza. Hola, Patricio Hasta luego, Socorro Adiós, Germán.

Hálito de Sundfør

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Como el cometa de aquel verano del noventa y cuatro llegas a esta vida de segunda generación, a este extraño invierno canicular. En alguna parte ya hemos oído el sueño ligerísimo de tu voz, esa promesa que camina hacia atrás... Tus manos pintan salmos sobre un lienzo cenizo donde ya no queda nada, en un mundo que se sostiene a duras penas, como una bolsa de plástico a merced del viento. Mientras saltan las estrellas en tu pentagrama ahí fuera otras cuatro notas dan sentido a la inmensa noche enmascarada. Cuatro referencias (Polar, Sirius, Aldebarán, Vega) Cuatro puntos cardinales entre nuestro archipiélago y el misterio

Playa de invierno

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Playa de invierno. Existe. Todos los años la olvido y la recuerdo como un sueño recurrente. Hoy pienso en ella. Cada paso falso de agosto es una gris mirada a las rocas, seis meses más tarde. La tarde corta y el sol apocado cayendo por un agujero que ni siquiera el viento nordés consigue esconder. Una promesa de primavera -que nada tiene que ver con el peregrinaje en estos días planos- salta en la adolescencia de cada año y la escarcha se desdibuja allá en la piedra imán y en el perfil sereno de los puentes. Llueve entonces, creedme. Y el estuario se atreve a mostrarse, poco a poco, como un caracol que se ha escondido, retraido, tras haberle molestado tocándole los cuernos. Nada funciona igual en un paisaje que sólo se ve con ojos de estío, festivos y vanidosos, con ojos grotescos como ombligos salientes, ojos que no están saciados de no ver nada sino que además quieren tocar aquello que han inventado hace dos días y que no es la realidad. En cada esquina, sacralizada por...

Primavera, río

Ya conviven los colores en la curva del río. Hace frío, la mañana es implacable con los débiles. El cauce arrastra un bloque denso de niebla, una traída de montañas. A la vuelta del muro, el mar parece un corzo herido, un quejido, algo quieto que estalla.

De fronteras (¿Cómo se puede vivir sin la nieve?)

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Después de la cena vimos cómo se alzaba la luna raspando el monte de Sosas y aparecían en la nieve sombras muy vivas, oscuras y alargadas Las noches árticas. Del blog Fil&don (Noroeste leonés)

Querido diario: manda poesía

Your protector___Fleet Foxes Querido diario: el viento ha cambiado y ahora se manifiesta merecedor de un invierno donde pueda caber un verano Además creo que la poesía está de vuelta o eso parece cuando va y viene en medio de inspiraciones repentinas, entre las comidas y el sexo, y por la noche en mitad de un dolor de muelas o en los amaneceres bastos donde ya no cabe un solo salmón más entre las nubes Los sueños parecen estar ahora hechos de un pasta extraña, como si el viento nuevo también les afectase entrando como un torrente por las rendijas de la persiana. Querido diario, manda más poesía Aunque esté pegada antihigiénicamente en la humedad de las paredes o en el suelo. I está aprendiendo a leer, ella sí devora todo -y no los listillos que dicen leerse hasta las cajas de cereales- SAAAN YOO AAA VIII SOOO LEE GAL! DIII CIEMMM BREEE Media sílaba de esas es más navidad que todas las paparruchas -el turrón las bolas purpurinas del árbol o el río de plata de los nacimientos- Manda poe...

Frío

El frío se apretuja en la vegetación filamentosa de la charca. Caminamos sobre la tierra y alrededor -la vegetación, las piedrecillas, el mar y hasta el mismo cielo- todo parece el conjunto a representarse en una postal glaciar. La charca quisiera ser líquido pero en verdad es un mármol de hielo incrustado en la cuneta, un estructura de recepción de lluvias, de savia verde que lo inunda todo y que a nuestros ojos es simplemente un gris que duele implacable en la mirada. Si es que hay vida, su calor es tan tenue que no despierta otro sentimiento que no sea el de la asepsia. Si algo transmite es la desolación de un desierto de granizo, la levedad eterna del frío que blanquea el aliento y el cielo, el susto en la respiración, la inmovilidad que se dibuja en las hierbas atrapadas en un ámbar helado.

El resto de las estaciones

Son las 4 am. Esta vez soy yo (No estoy sonámbulo) Permanezco insomne en la excusa académica para volver a sentir el ultramundo de la noche Y consciente Abro las dos hojas de la ventana Siento el invierno en las manos y en la luz del flexo Quiero sentir el resto de las estaciones en el canto aún ausente de los jilguerillos También noctámbulos, valientes, comprometidos Ahí vienen Ahí están, pequeños tenores de la madrugada Hábiles tergiversadores del tiempo