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Cieno

Pero te veo sonreír y el sol dora tu cabello. Dios mío, por qué para ser feliz es preciso no saberlo, por qué siento el amor y lo quiero mirar y no consigo verlo, por qué lo amado hoy con el tiempo se hará doloroso y extraño. En lugar del amor. Nacho Vegas   Me detengo por fin en el cálido estuario de trinos y carreteras lejanas. Siento el río desde fuera del río: soy testigo del tiempo.   Nunca llueve ya. Tampoco hay lágrimas en los extremos de la mirada. Las manos secas, el corazón sin llave...    Sé que están en movimiento las partículas invisibles que han de insuflar vida. Se agitan como la nieve de esas bolas de cristal que encierran una ciudad, o un paisaje. Sé que, cuando caigan las partículas, cuando llegue, por fin, la calma, un sentimiento indeterminado aparecerá más tarde -otra promesa- como un sedimento paciente que se deposita por fin en el fondo diáfano del río.  

Primavera, río

Ya conviven los colores en la curva del río. Hace frío, la mañana es implacable con los débiles. El cauce arrastra un bloque denso de niebla, una traída de montañas. A la vuelta del muro, el mar parece un corzo herido, un quejido, algo quieto que estalla.

Guarda ríos

Allá los árboles y aquí mismo el agua y la hojarasca se encargan de manifestar un otoño negligente que por fin se asoma casi en los idus de octubre. Una marcha fúnebre de hojas secas baja con la corriente como si la materia inerte también necesitase del mar para dignificar su final. Yo me dedico a ser testigo silencioso de estos acontecimientos. Vigilo las lanchas que ahora se bambolean con el estremecimiento del viento. Registro la subida y la bajada de la marea. Hago un escrutino periódico del cielo. En cierta manera soy el guarda ríos de este estuario calmado y frío. Pronto habrá menos luz y ya no estaré aquí para salvaguardar la tarde. Ya está desapacible: voy a abandonar el río a su suerte. Sigo mi camino hacia al mar

Mandeo arriba

"Íbamos a ir a la fiesta el 2 de agosto. Primero, en el tren especial a Betanzos, desde la estación de la Coruña, y después en barcas, río Mandeo arriba, hacia el campo de los Caneiros. Llevábamos mucho tiempo con los preparativos. Aquel viaje festivo, aquella romería en barcas entoldadas de laurel, que se balanceaban al ritmo de los acordeones, empujadas por los aires de las gaitas, era como ir al lugar soñado. Tantas vueltas y allí estaba, Libertaria. Un día como aquél valía por un año. Con un poco de suerte, ibas con las manos vacías y volvías abrazado" Inicio del capítulo "El libro de Eliseé" Los libros arden mal___Manuel Rivas

Nadie se baña dos veces en el mismo río

Imagen
"Bajo hasta el agua, hundo en ella las manos, y no las reconozco. Me vienen a la memoria otras manos hundidas en otro río. Mis manos de hace treinta años, el río antiguo de aguas que se han perdido ya en el mar. Veo pasar el tiempo. Tiene el color del agua y va cargado de detritus, de pétalos arrancados, de un sonar medido de campanas. Yo sacudo las manos cargadas de tiempo y me las llevo a los ojos- mis manos de hoy, con las que me aferro a la vida y a la verdad de esta hora" Nadie se baña dos veces en el mismo río___ De este mundo y del otro___ José Saramago___