Entradas

Mostrando las entradas etiquetadas como verano

Palimpsesto (2023)

Imagen
  Fotogramas de Pierrot le fou (1965) de Jean-Luc Godard   He aquí el mar, la nada,  la antigua lanzadera  hacia lo oculto.  En un lienzo, tan gastado como un cañón, se emborrona lo acaecido: los años y sus fiestas, las canciones, los veranos, los amores, el deseo... No cabe ya una brizna de hierba nueva,  ni una estrella, ni un camino venturoso hacia el mar.  Apenas se fija en la corteza de septiembre un poema apurado,  una respiración,  un susurro.  

Noche en Carver

Anochece, y un fulgor en el horizonte desdibuja la bahía, emborrononando la última luz. Salpicaduras de sol en el cielo opaco. Cerca, respiran los faros, uno cada vez, a diferentes ritmos, como codificando el tiempo para quien quiera desentrañar sus misterios. En las dársenas los niños alzan la voz, gritan y rien y son repetidos por sus ecos. Conversan entre ellos, reconstruyendo con sus voces el puzzle desperdigado de la infancia. Parecen ignorar el porvenir, y eso me alegra y me entristece a la vez... Lejos, las estrellas parecen pacientes hitos en el camino. Con calma emiten una luz suave, que se sintoniza, como un automatismo, con el leve tono de esta noche. En el mundo suceden millones de cosas, millones de músicas, millones de caídas, millones de vehículos, millones de comidas y cenas y bebidas, millones de bailes, atropellos, peleas, copulaciones, fuegos, borracheras, discusiones, carcajadas, llantos... Millones de corazones rotos desplomándose en la curva decadente d...

Habla el verano

Imagen
  Bella Aurora. Egon soda     Habla la roca ancha protestando contra el suelo allá donde hubiese reído por vez última algún bañista desafortunado. Habla el mar expresivo de esmeralda y mirada polarizada, de cuerpos como gérmenes, de plástico, de sed de eternidad y de capas de sudor y bronceado. Habla el viento que desdibuja los flequillos y levanta los sombreros hacia el cielo, como una graduación, como el final de la vida misma, como si el verano quisiese rebelarse y no ser la copia de la copia de la copia de la copia de un verano.

Veranos

Imagen
  Mi padre regando el prao en verano Pensativo La luz de la cena y el silencio de un pueblo que ya no existe El limonero, el perro atado La cuesta y el sudor Los partidos de futbito Beber a morro de las fuentes La higuera El ruido del agua empapando El césped Los padres como una sombra borrosa La canícula, el mediodía implacable La playa, el olor del aire y del agua El olor de la hierba La cabaña del árbol Hoy lo que permanece es la Torre rota. Mi perplejidad. La serigrafía intacta de las estrellas

Gema y el cielo

Imagen
 Ventura - Santero y los muchachos   Gema, pienso en ti. Pienso en ti mientras miro arriba, hacia el sur, a un cielo de septiembre extrañamente tibio, un bálsamo de astros para mis párpados cansados.   Toco la madera gastada del banco y pienso en los años lustrados, en el amor que se pierde para siempre cuando se retiene. Cuando no se da y se desperdicia.   Ahora, ya en Tapia, el banco es de piedra y es áspero y el mismo cielo de hace unos instantes ya parece otro. El cielo que no me pertenece, el cielo que no reconozco, el que apenas me conmueve. Y ese es nuestro muro, Gema. -Eso creo- Un cielo que mi mirada altera. El firmamento emocional. La escalera rota que sube al cielo de mi infancia. 

Mentiras

So I look in your direction But you pay me no attention do you Shiver. Coldplay   Me hace mejor la presunción de tu pensamiento. Progreso en ti, en el honor de tu indiferencia desafiante, en el orgullo que germina, que hiere cada furtiva mirada.   Crezco en ti, o eso quisiera.   Me desarrollo, en silencio,  como una planta,  a la exposición de tu indirecta luz. Pienso que esto es así.   Me engaño y lo sé.  Todo vale si puedo sobrevivir a esta salva interminable  de silencios.  

Ser antes

  Quien no lo sepa ya Lo aprenderá de prisa La vida no para No espera, no avisa Tantos planes, tantos planes Vueltos espuma Tú por ejemplo Tan a tiempo Y tan Inoportuna Inoportuna     Inoportuna. Jorge Drexler   Con cristales como escudos nos acercó la vida al mar y desde allí se inauguró un presente con más luz. Juntos fundamos (nosotros, antiguos conocidos) la inconfundible génesis de un recuerdo. En la mochila cerveza, formas oxidadas, un corazón recosido con el alambre del invierno, el extraño deambular en un presente desaborido y marchito. Juntamos las capas centímetro a centímetro, y en escena dispusimos, con atención, todos los elementos de nuestro empezar: tu almohada de arena, el calor de mi alfombra voladora, los baños, exquisitos y breves, el noble mar que aún respira, los finales de agosto, todos los reencuentros inesperados del mundo, nuestra serendipia. Y así, en la reciente luz, por la sonrisa que esgrimías como una espada, por la arena graciosa en tu ...

Haciendo cosquillas al pasado

Imagen
Tu voz modifica el momento y el paisaje. El dibujo fino de la luna en el cielo de metal. La seducción tras la ventana, el aire, la raza de los árboles... Busco y busco en mi índice de recuerdos donde -pensaba- no había más que inviernos. Ahora emerge una isla en la cuadrícula exasperada de nuestra historia. Y en esta atmósfera, entre un bosque de pinos y el mar al fondo, como una promesa, salta un interrogante sin eco, sin réplica: ¿cómo me has traído hasta aquí?

Mariposas

Imagen
Veo a junio dando la vuelta a la esquina, vacilante, con cautela. Detrás de él, sobrevolándolo, van las promesas del verano, mariposas de seda que ponen la mañana perdida con su polvo artero de ilusión. En sus reflejos van los reflejos del mar. En sus destellos van los destellos de los astros en las noches claras. Promesas, estrellas, mares, palabras de un escurridizo futuro que nos hacen caminar hacia adelante.

Lección

Charcos y claros, torbón . Nubes con busto de reyes, soldados y emperatrices que plantan cara al horizonte. Al pie del muro, entre las piedras, germina un verano con lentitud, sin soberbia. Hace falta mirar atentamente para comprender y aún así solo se entiende lo que se ve como la percepción de un relámpago que aparece y desaparece de reojo. Los días ya declinantes. Las quietas noches. El olor del agua de los campos que asciende en silencio hacia el cielo remoto. Una oración antes de medianoche. Si acaso el brillo callado de alguna estrella.

Cada verano

Cada verano es una sorpresa en las noches quietas. La calma aplana, desde el mar a las montañas, y un ciego puede imaginar al detalle la tranquila penumbra  escuchando tan solo el mapa sonoro de ladridos. El invierno, sin embargo, es dramático y tempestuoso. Llena de confusión las cabezas, y hace retumbar la tierra en las cuevas que bostezan bajo los acantilados. (Por si no lo sabeis: aquí solo tenemos dos estaciones) En invierno, el mar golpea, inclemente, a nuestra puerta. Los días apenas consiguen lograrse, anegados bajo el temperamento del clima y el gris plomizo del cielo. Pero en verano los gatos pasean en sagrado sigilo sobre las cercas -Siempre de noche. Estoy hablando de la noche- El mar, el mismo que ensombrece los inviernos, duerme como un animal rendido, harto de enbestir inútilmente contra la roca. Sobre los campos y los maizales las estrellas posan con delicadeza sus salutaciones. Siguen ladrando los perros allá a lo lejos, lo suf...

Playa de invierno

Imagen
Playa de invierno. Existe. Todos los años la olvido y la recuerdo como un sueño recurrente. Hoy pienso en ella. Cada paso falso de agosto es una gris mirada a las rocas, seis meses más tarde. La tarde corta y el sol apocado cayendo por un agujero que ni siquiera el viento nordés consigue esconder. Una promesa de primavera -que nada tiene que ver con el peregrinaje en estos días planos- salta en la adolescencia de cada año y la escarcha se desdibuja allá en la piedra imán y en el perfil sereno de los puentes. Llueve entonces, creedme. Y el estuario se atreve a mostrarse, poco a poco, como un caracol que se ha escondido, retraido, tras haberle molestado tocándole los cuernos. Nada funciona igual en un paisaje que sólo se ve con ojos de estío, festivos y vanidosos, con ojos grotescos como ombligos salientes, ojos que no están saciados de no ver nada sino que además quieren tocar aquello que han inventado hace dos días y que no es la realidad. En cada esquina, sacralizada por...

Claro de bosque

En la profunda fronda adormecidas fieras habitantes callados de las cavernas Éramos- Manolo García El tiempo es un rio que se come a bocados las paredes de nuestra casa. Hubo un momento... hace años. Yacíamos tendidos de espaldas en el círculo de sol que deja el verano en aquel monte. Juntas las palmas y el sudor, mirábamos al cielo, las copas terrenales de los eucaliptos, la elegancia fractal de una piña allá en lo alto. Los blancos cuerpos recogían la luz y el sencillo vaivén de las ramas. Así sucedió. Después, el aire diáfano se extinguió y, nómadas, llevamos nuestro amor a otros lechos. Desde entonces busco tal conjura en otro claro de bosque: amarte con el tiempo y el calor detenidos sobre la hierba.

Noche de verano

Imagen
Reías, y yo amaba el mundo bajo tu vientre.  Allá arriba el fulgor argénteo sobre tu espalda desafiaba al tiempo y a las máscaras,al olvido... El cielo nos señalaba con sus guiños y su enigma y una luna fértil volvía para aparecer fantasmal sobre mis sueños. ¿Qué decir del mar en manos de tu mirada o de tu cabello enrroscado como una serpiente azul sobre la toalla? Est ábamos ah í, vivíamos en esa burbuja.   Con el beneplácito de la noche   volvimos a besarnos hasta el amanecer.

Sozinho pelas ruas

Imagen
En avenidas polvorientas coronadas de árboles de jacaranda la mirada de los azulejos rotos se refleja en otro océano, el símbolo de la inve rsión radical en la que me mezco. El otoño que no ha de llegar constituye una pérdida insignificante en el balance próspero de tantos pasos, kilómetros, sueños, miradas. En las pequeñas calles, esas tan quietas que la canícula tumba a los hombres sobre sus sillas de plástico o adormece el sonido de las radios y silencia los pasos del que camina. Cuando cae la tarde, y los carteles reclaman juegos para reconstruir un país con los brincos de sus niños, yo sólo tengo sentidos para caminar y beber sin esfuerzo todo lo que me ofrece este verano expuesto hacia mí como una ofrenda . Con la mente abierta y con suelas en los zapatos y sangre en la s venas y la mir ada al frente el miedo y el hastío se diluyen en el aire como un vapor de alcohol o un cielo nublado que se desvanece incólume , d igno. He muerto hacia atr...

En el coche

Conducimos, movemos de aquí para allá nuestros cuerpos y nuestra mente.   Por el día en ríos de arena y de sed. Por la noche en pistas de hielo    bajo las estrellas.  

Mediodía

La luz pontifica cada segundo, cada silbido, cada instante en que las hojas se tambalean en los árboles. Aprendemos a señalar lo que nos rodea con códigos de silencio, brisa, ambiente, voces, la carretera a lo lejos, el dibujo de las montañas, el mar... Es mediodía, ese momento en que no hay ecos ni sombras ni apenas ya mañana a la que aferrarse. Seguimos adelante pendientes de los segundos descendientes de un sol alegre. Aprendemos la lección de la prematura muerte de los insectos.

Ventana de verano

Calma. Bach compite con la orquesta de pájaros tras la ventana. Los campos se acompasan a la lluvia frágil que no arrecia ni cesa, allí afuera, tras la ventana.   Mientras tanto, el cielo se cubre las espaldas y la mañana se enrolla sobre sí misma  como un nido concéntrico o un cuerpo que tarda en despertar. Los minutos de un poema, blancos y grises, se demoran en su aventura, penetrando en la nada. Y al final, el aroma del mar, sencillo, genético, inmutable, porta una sola noticia, llega a mí como un epílogo, cierra de una vez        todos mis ciclos.

Ilusión

La noche es profunda y clara, u n silencio en horizontal , una calma que respira. La poesía se deja caer como un rocío seco y antiguo que nos devuelve  la extr aña ilusión del estío en pleno invierno. No es verano. Es el paréntesis, el avis o, la pausa delicada.  

Más

El peso de tu ausencia violenta estos segundos ganados a pulso frente a un mar con ínfulas de septiembre. He cosido las aguas con la música muy cerca de mis oídos. Te toca a ti ahora balancearte por la memoria hasta mí y demostrar que nos une más que un puente de palabras y recuerdos  Mucho más: un nexo de amor sutil   y verdadero