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Remake

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Aquí en las tardes comprendo ya sin duda el mecanismo de los espejos Se repiten los días sin repetirse Emula el sol su trayectoria de antaño y los árboles y las piedras aparecen y desaparecen en los fotogramas trémulos de mi memoria Hasta el mismo azul del cielo sin parecerlo es otro azul En el aire y en la tierra se esconden arteramente las señales de que todo es cómo lo dejé, o me dejó Pero ni el perfume ni los campos ni el horizonte son los mismos que sostengo con la deficiente artimaña de la pasión Todos estos elementos pertenecen al remake funesto del tiempo y los recuerdos

El resto de las estaciones

Son las 4 am. Esta vez soy yo (No estoy sonámbulo) Permanezco insomne en la excusa académica para volver a sentir el ultramundo de la noche Y consciente Abro las dos hojas de la ventana Siento el invierno en las manos y en la luz del flexo Quiero sentir el resto de las estaciones en el canto aún ausente de los jilguerillos También noctámbulos, valientes, comprometidos Ahí vienen Ahí están, pequeños tenores de la madrugada Hábiles tergiversadores del tiempo

Gulp, ya

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Historia de una debacle

Catastrophe and the cure___Explosions in the sky Primero fue un soplo espontáneo y sutil, como una levísima agresión, una intersección única. Después cambió a tientas, abandonó en el camino el vestido etéreo de sus inicios y se hizo una fuerza firme y musculosa. Se limaron sus vértices como la marea lima los peñascos en los estuarios de los ríos. Con el día a día se superó, se multiplicó con las fiestas y los domingos. Así existió hasta que comenzó a madurar, envejeció con la belleza de lo perdurable. Se afianzó poco a poco hasta que se supo ambicioso, valiente, parcial. Tomó vuelo, ascendió muchos peldaños de aire y planeó. Disfrutó, sonrió en las alturas y finalmente se estrelló de súbito en la nada en un acto de causas poligonales. En la calma postnuclear floreció un sentido, y otro y otro... En una cuenta atrás salió del susto y la inconsciencia. Se estiró, lloró como si hubiera muerto, como sentirse solo y perdido en lo más profundo del universo. Así estuvo lo que parecieron siglo...

Prosa mañanera y tontorrona

Las rendijas de luz se cuelan en la penumbra, avanzan a velocidad de amanecer hasta que siento el calor del astro naciendo en los párpados. Y me despierto, y me quedo extrañamente suspendido en el recuerdo y hasta el recuerdo mismo me parece ajeno. El tiempo, el viento, las playas donde flotaba tu pelo. Supongo que éramos extraños entretenidos en el dolor y en el mar, que no hicimos caso de las señales que dibujamos con inocencia en la repetición de los días y las noches. Ahora sólo tenemos la erosión del tiempo, las partículas que se difuminan y que apenas llegamos a vislumbrar desde el compartimento estanco de nuestras vidas.