Estar en el momento
- Yo tuve un gracioso...Bueno, horrible sueño el otro día. Tenía una pesadilla horrible de que tenía 32 años. Y entonces me desperté y tenía 23. Estaba aliviada. Y luego me desperté en realidad y tenía 32.
- Mierda. Eso pasa.
- Aterrador. El tiempo pasa más y más rápido. Aparentemente, porque no renovamos las sinapsis después de los 20. De ahí vamos en bajada.
- A mí me gusta envejecer, ¿sabes? La vida parece... No sé, parece más inmediata. Puedo apreciar más las cosas.
-No, a mí también, en realidad. De veras me encanta.
-Yo era...baterista en una banda.
- ¿Sí?
- Sí. En realidad éramos bastante buenos. Pero el vocalista estaba obsesionado con conseguir un contrato de grabación. En lo único que hablábamos y pensábamos era en mayores shows. Todo estaba enfocado en el futuro todo el tiempo. Y ahora...la banda ya ni existe. Y al recordar los shows en que tocamos...incluso los ensayos, era tan divertido. Ahora yo podría disfrutar cada minuto de eso.
- Bueno, tu libro fue publicado. Eso es algo grande. Has estado por toda Europa. ¿Disfrutas cada minuto de ello?
- En realidad, no.
- ¿En realidad no?
- No.
- ¿Tienes otro? [Jesse pide un cigarrillo a Celine]
- Sí, claro. Toma.
- En mi área, veo gente que llega con visiones grandes e idealistas de convertirse en el líder que creará un mundo mejor. Disfrutan el objetivo, pero no el proceso.
- Sí.
- Pero la realidad es que el verdadero trabajo de mejorar está en los pequeños logros. Eso es lo que debes disfrutar...
- ¿A qué te refieres?
- Por ejemplo, trabajé con una organización que ayudaba pueblos en México. Y su preocupación era cómo hacer llegar lápices a los niños en esas escuelas rurales. No se trataba de grandes ideas revolucionarias. Se trataba de lápices. Yo veo a la gente que hace el verdadero trabajo, y lo triste es que los que son más generosos, más trabajadores y capaces de mejorar este mundo. Normalmente no tienen el ego y la ambición de ser líderes. No se interesan en los beneficios superficiales. No les importa si su nombre sale algún día en la prensa. Ellos realmente disfrutan el proceso de ayudar a otros.
Están en el momento.
- Sí, pero eso es tan difícil estar en el momento. Yo siento como si estuviera diseñado para estar un poco insatisfecho con todo, ¿sabes? Siempre estoy tratando de mejorar mi situación. Satisfago un deseo y eso despierta otro. Y pienso, al diablo con eso. El deseo es el combustible de la vida.
¿Sabes? ¿Tú crees que es cierto que si jamás quisiéramos nada, jamás seríamos infelices?
- No sé. No querer nada, ¿no es un síntoma de depresión? Sí, lo es, ¿verdad? Digo, es saludable querer cosas, ¿no?
- Sí. No sé. Es lo que todos esos budistas dicen, ¿verdad? Libérate del deseo y verás que ya tienes todo lo que necesitas.
- Pero yo me siento viva cuando quiero algo más que las necesidades básicas. Querer algo, ya sea intimidad con otra persona o un par de zapatos, es hermoso. A mí me gusta que tengamos esos deseos eternamente renovables, ¿sabes?
- Tal vez es sentir que tienes derecho. Como cuando sientes que te mereces ese par de zapatos. Está bien querer cosas, mientras no te enojes si no las consigues.
La vida es dura. Se supone que es dura. Si no sufriéramos, no aprenderíamos nada, ¿no?
Texto: diálogo de Before sunset (Richard Linklater, 2004)
Comentarios
la pasión mueve el mundo y le da sentido.
La pasión es el mundo.
La vida es dura.
La vida es finita. Y es esa finitud la que le da peso a los minutos.
Lo que hace las pasiones hermosas.
Ya que tenemos un enfrentamiento perdido de antemano con la muerte la única actitud lógica es batirse en un hermoso duelo, más un baile que una lucha, con ella, y que los pasos de ese baile tejan nuestra vida.
Aquello de que los dioses inmortales envidian a los humanos porque son incapaces de amar de verdad.
poderoso Linklater.