Almohadas

Tengo dos almohadas en mi cama
Solo duermo con una de ellas
A veces incluso ninguna me vale
para conciliar el sueño, escapar
del laberinto de una mente sin raiz

Una almohada podría ser para
despistar en ella a tus cabellos
resistir a la sentenciada distancia
que me acompleja y me separa
y bloquea un Nosotros de poema
y guitarra después de cenar
De besos perdidos en el sofá.
De copas y pentagramas,
de furtivas incursiones al cine
y a las cafeterías de jardines
buena música, plantas...
-bohemia que me atrae contigo
a la vorágine de esas urbes
que amo y odio: mi sacrificio-

Tengo dos almohadas en mi cama
Podría dar una. Cederte
una parte de mi descanso torpe.
Y buscar asi juntos el centro
de la cama y el porvenir,
del sexo y las estaciones.
Nombrar a la vez un lugar común,
un lecho, un fuego, un hogar

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