Conforme
Recuerda algunos horrores
que la carretera capturó.
Asciende y descansa,
se mantiene en esa nube
a la que mira de reojo.
Siente la gratitud.
Escruta los ojos, las caras, los pasos.
Todavía hay tiempo para eso.
Pero ahora tan solo le falta fijar
las calles mojadas,
las tardes de oficina.
los tránsitos, los atardeceres,
el viento, las estrellas...
Hay necesidades perentorias,
memoria, procesos, espadas
-una vida por delante-
Pero ahora le falta el ímpetu
para nombrar los horrores de la cuneta.
Convocarlos, darles una forma
y dejarlos marchar.
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