El deseo
Urge vivir
en otros lugares
y en otros momentos,
conjurar
las espinas de la lluvia
en la oficina,
las arboledas, los ríos, las batallas
en el corazón de la poesía
y en los libros.
El deseo
de viajar dentro de mí, el deseo,
sustenta esta trampa
tan legítima y dignificante,
tan humana.
El resto es reconocer
lo simplemente minúsculo,
aceptar el ruido atronador y breve
dentro de este silencio infinito,
aprender a mirarse
de una vez
en los espejos.
Comentarios
Lo sencillo, porque calma y porque se entiende, siempre será mi mayor deseo.
Un saludo