Pronto caerá la noche



Con los pies llenos de barro
llego a un pedestal,
el monolito del presente
donde el tiempo sangra
y se desvanece a la vez.

Desde aquí arriba
se ven los baches del camino, 
la cuneta que cuida de sus muertos,
los remolinos de viento
que quise hacer míos
(todos los intentos y caídas,
las máscaras del Fenix,
Holden caminando por los campos,
sombras desde la caverna)

Veo la presencia animal del mar,
y la montaña a lo lejos
como un padre nuestro
enterrado en la recámara
del pasado.

Giro ciento ochenta grados
y cargo la brisa a la espalda.
El suelo se enfría. Pronto caerá la noche.

Comentarios

Entradas populares de este blog

El sabor de la manzana

Mujeres (Manuel Vilas)

Le temps detruit tout