Destiempo
En alguna ocasión, en esta totalidad sin días ni estaciones -sin ciclos- aun se ve, si se quiere, el nido de la pega a contraluz, cuando acontece lo que parece ser un atardecer. Es como volver. Como volvían en vuelo las aves en un tiempo en que cada cosa aun conservaba su nombre y el mundo podía transitarse entre las ilustraciones de cualquier libro (concepto, emoción, asombro) El nido de la pega, a contraluz, cuando miro hacia el sur, al cielo que decae y casi desaparece. Ese instante indiferenciado que se torna motivo revolucionario para intentar traerte de vuelta, solo un segundo, brevísimo , lo justo para que te asomes y contemples a mi lado el todo o la nada, la desolación o el milagro. Solo un instante, pautado y consciente, para mostrarte -como si de llorar en tu hombro se tratase- este mundo obsceno e inmutable, lleno de vanas oportunidades. Este mundo sin ti, matemáticamente diluido en el caos del algoritmo y el abolido tiempo.