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Descenso

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Atardece sobre los campanarios, en una ciudad amarilla o en un café bajo la lluvia (no importa) Mucho antes , el trascurrir del tiempo en la ribera del rio se volvió una fotografía inmóvil que muestra a una familia entre los juncos, como una tribu. Por el día están atentos a las mareas y al lenguaje, que da comienzo. Por la noche se quedan ensimismados en la sombra azul de la luna y en el mar antiguo que lanza las olas con desgana hasta la orilla. Es la memoria, que no sabe -como un liquen en la roca o un libro viejo olvidado en las estanterías del desván- Es la memoria, que no sabe. Se desliga del hombre y continua avanzando, a tientas, hacia su final.

Señal de radar

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Lancha en Catembe En algún momento, en la mistura sutil de olor a cuero y perfumes anónimos, en mitad del ruido de una botella que cae , surgiste - leve pero exacta - generando una señal de radar, un ahora. Entonces volvieron a mí aquellos dos o tres momentos elementales, esa vida concentrada que tiendo a extraviar bajo el sustrato de los días.  Volvieron       recuerdos,               sensaciones                       sentimient os .  Y el resto fue como un ca mino de vue lta , dejarse llevar, la hipnosis de una marea que se mece en todas las direcciones hasta des apare cer ...

Patria es volver

"Mi patria es una tienda en medio del desierto. Mi casa es esa tienda llena de historias, no exactamente un lugar ni una geografía, pero sí es la reconstrucción de mi infancia y mi adolescencia. Hay muchas cosas que me cruzan entre lo racional y ese otro universo más abierto. El elemento mágico está presente en la poesía y la poesía está en todas partes. No se trata sólo de un género, sino de una manera de ver el mundo y de recuperar lo que se ha vuelto invisible." Mia Couto, entrevista en Ñ, revista de cultura

Noche de verano

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Reías, y yo amaba el mundo bajo tu vientre.  Allá arriba el fulgor argénteo sobre tu espalda desafiaba al tiempo y a las máscaras,al olvido... El cielo nos señalaba con sus guiños y su enigma y una luna fértil volvía para aparecer fantasmal sobre mis sueños. ¿Qué decir del mar en manos de tu mirada o de tu cabello enrroscado como una serpiente azul sobre la toalla? Est ábamos ah í, vivíamos en esa burbuja.   Con el beneplácito de la noche   volvimos a besarnos hasta el amanecer.

Sozinho pelas ruas

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En avenidas polvorientas coronadas de árboles de jacaranda la mirada de los azulejos rotos se refleja en otro océano, el símbolo de la inve rsión radical en la que me mezco. El otoño que no ha de llegar constituye una pérdida insignificante en el balance próspero de tantos pasos, kilómetros, sueños, miradas. En las pequeñas calles, esas tan quietas que la canícula tumba a los hombres sobre sus sillas de plástico o adormece el sonido de las radios y silencia los pasos del que camina. Cuando cae la tarde, y los carteles reclaman juegos para reconstruir un país con los brincos de sus niños, yo sólo tengo sentidos para caminar y beber sin esfuerzo todo lo que me ofrece este verano expuesto hacia mí como una ofrenda . Con la mente abierta y con suelas en los zapatos y sangre en la s venas y la mir ada al frente el miedo y el hastío se diluyen en el aire como un vapor de alcohol o un cielo nublado que se desvanece incólume , d igno. He muerto hacia atr...

Cerca de otros mares

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Un giro improvisado, y los puntos emocionales se asientan en otras coordenadas, en otras geometrías. Basta muy poco para recordar que hemos estado en tantos lugares antes, cerca de otros mares,  junto a otros fuegos.

En el coche

Conducimos, movemos de aquí para allá nuestros cuerpos y nuestra mente.   Por el día en ríos de arena y de sed. Por la noche en pistas de hielo    bajo las estrellas.