La poesía no engorda
Qué vago y qué trampa es un poema, qué caprichoso, qué falso, qué fácil, qué absurdo, qué efímero, qué complicado... Esta anarquía comunista (tan distópica) no sabe disimular su última capa de mentira, la punta visible de sus axiomas primigenios: la poesía es la mitad de un par de alas para volar sin rumbo, un revolver perentorio tanteando el paladar. La poesía no engorda, engordas tú.